Los "Antepasados" de los collas: Los Diaguitas

Bajo esta denominacion generica  se engloban a diversas parcialidades: pulares, luracataos, chicoanas, tolombones, yocaviles, quilmes, tafis, hualfines, que ocupaban los valles y quebradas del Noroeste, todas ellas hablaban diferente dialectos de una misma lengua: cacán (o kakán), que significa "serrano" en quechua, un sacerdote, el padre Bárzana, confecciono un diccionario de lengua cacán, pero se ha perdido.
Indudablemente, se trata del pueblo que alcanzo mayor complejidad social y densidad demografica de todo el territorio de la actual Republica Argentina: posiblemente alcanzaran un numero de 200.000 habitantes a la llegada de los españoles. Es necesario tener en cuenta que, mas allá de que tuvieran divididos en varias parcialidades sin una autoridad comun para todas ellas, constituyeron una amplia unidad cultural, un pueblo con rasgos propios, compartidos por todos.
Eran pastores de llamas; lo utilizaban como animal de carga y aprovechaban su lana para vestirse. Cultivadores sedentarios, trabajaban en andenes con extensos canales de riego; tambien recolectaban algarroba y chañar. Tenian una organizacion comunitaria, con fuertes jefaturas (posiblemente hereditarias). La base de la comunidad estaba constituida por la familia monogamica, aunque los jefes practicaban la poligamia, es decir: tenian varias esposas. Asimismo esos jefes o curacas tambien se distinguian por vestir ricamente y sus casas eran mas grandes. Los pequeños nucleos familiares se enlazaban en una estructura mayor: la familia ampliada, lo cual resultaba funcional a la hora de coordinar esfuerzos y cooperar en la construccion de sitios defensivos, obras de irrigacion y andenes de cultivo. Se vestian con largas camisas, con o sin mangas, y utilizaban como calzado ojotas de cuero; se adornaban con objetos metalicos y trenzaban o peinaban en forma de moño sus largas cabelleras. Trabajaron los metales y el hueso, por ejemplo para la confeccion de anzuelos, espátulas; y tambien desarrollaron la cestería.
Los jefes de las parcialidades diaguitas tenian acceso a una mayor cantidad de tierras que el comun de los individuos; esas tierras eran trabajadas por otros miemnbros de la comunidad, en una compleja red de parentescos y servicios colectivos. (En cambio los pastizales y bosques de algarrobo eran de claro uso compartido.) Estos jefes ostentaban cargos hereditarios, aunque su prestigio y autoridad se basaba en el consenso: en tiempos de paz la consulta y acuerdo se establecia con los cabezas de familia, en tiempos de guerra tambien se sumaba a los jovenes guerreros.
El pueblo diaguita era guerrero: la gran cantidad de fortalezas y luego su encendida resistencia al conquistador español no dejna lugar a dudas. En esa guerra al invasor; que luego comentaremos, participaron no solo los jovenes guerreros sino toda la comunidad. Estos pueblos estaban en contacto con el imperio incaico, e incluso ciertos grupos diaguitas fueron enviados como mitimaes a Bolivia, a la zona de Cochabamba, donde se hallaron vestigios ceramicos de tipo santamariano-calchaqui. Los curacas de las parcialidades hablaban quechua, junto con la lengua local. Era frecuente el conflicto y la guerra entre las comunidades, auqnue tambien cooperaban entre si y establecian episodicas alianzas. En caso de alianza si podia elegirse un jefe militar, pero que no resultaba de todas formas una autoridad mas importante que el curaca. El mecanismo para estableces esas "alianzas" era el envio de una flecha como solicitud, y los curacas de las parcialidades estaban en libertad de aceptar o no dicho requerimiento.
Los diaguitas eran adoradores del Sol, el trueno y el relampago. Como otros pueblos andino, poseian un complejo ritual funerario y un respetuoso culto por los muertos; al difunto se lo enterraba con alimento y bebida para un largo viaje, al cabo del cual se convertia en estrella. Los jefes principales pasaban a ser grandes astros, en tanto que el resto se convertia en la miríada de estrellas del firmamento nocturno. En cuanto a los niños, se los enterraba en urnas, lejos de las viviendas. Celebraban ritos para convocar a la lluvia con sacrificios en lugares construidos a tal fin, a manos de los chamanes. Los sitios de culto eran llamados machaderos, y eran edificaciones decoradas con figuras religiosas. En la ceramica aparecen los diseños de animales sagrados, como los suris y serpientes, asociadas a la lluvia.
Especialmente importante era el culto a la Pachamama: la Madre Tierra, un elemento fundamental de la cosmovision de estos pueblos campesinos del Noroeste que se prolongara en las creencias y rituales de los collas, aunque ya penetrado por el catolicismo. A la Pachamama se le pide por la fertilidad de los campos, el buen viaje, el buen parto, el buen suceso en los emprendimientos. Se le ofrecen sacrificios de sangre, tambien el primer trago, el primer bocado y el primer fruto de la recoleccion.