DANIEL OVEJERO
"...Cuando llegó el día de la riña, me escapé casi de madrugada y volé a casa de don Fidel. Lo encontré con el gallo atado a su pata de palo, mientras él en una silla afilaba con una lima unas enormes tijeras. Había que realizar los últimos preparativos, ultimar el atavío del guerrero, para que se presesntara en la palestra con el debido lucimiento y galanura. El viejo le cortó casi a raíz las finas plumas de la golilla y le emparejó las de la cola; para refrescarlo, se llenaba de agua la boca y la lanzaba con destreza admirable en finísima lluvia sobre la cabeza del animal. El general Peyegrini demostraba su complacencia con breves y altivos cacareo...."
Don Fidel y la muerte del general Peyegrini, 1956.
"...Cuando llegó el día de la riña, me escapé casi de madrugada y volé a casa de don Fidel. Lo encontré con el gallo atado a su pata de palo, mientras él en una silla afilaba con una lima unas enormes tijeras. Había que realizar los últimos preparativos, ultimar el atavío del guerrero, para que se presesntara en la palestra con el debido lucimiento y galanura. El viejo le cortó casi a raíz las finas plumas de la golilla y le emparejó las de la cola; para refrescarlo, se llenaba de agua la boca y la lanzaba con destreza admirable en finísima lluvia sobre la cabeza del animal. El general Peyegrini demostraba su complacencia con breves y altivos cacareo...."
Don Fidel y la muerte del general Peyegrini, 1956.